Geometría Sagrada 5 elementos
Geometría Sagrada 5 elementos
La Geometría Sagrada contiene los patrones universales que existen en el diseño de todo lo que conforma nuestra realidad. Se ve con mayor frecuencia en la arquitectura, el arte, las ciencias, proporciones matemáticas y harmónicos. Se encuentra en la naturaleza, en la música, la luz, la cosmología
La Geometría Sagrada gobierna la estructura de la materia y la energía que mantiene dicha estructura. Parte de un centro y se irradia hacia fuera. También actúa como un filtro para aprovechar y enfocar la energía luminosa, creando una resonancia holográfica desde el microcosmos del cuerpo humano hasta el macrocosmos universal. Los patrones geométricos sagrados son el modelo etéreo para la disposición y reordenación de la materia, lo que implica orden dentro de un sistema y cómo ese sistema interactúa con otros sistemas.
* Éter (Akasha),* Aire (Vayu),* Fuego (Agni),* Agua (Jala o Apa)* Tierra (Prithvi).
Al igual que la GS proviene de un punto central, en la filosofía yóguica, toda la materia surge de un único punto conocido como “bindu”. Este punto es como un disco que gira rápidamente, del cual fluye toda la creación de la materia. El punto bindu actúa como un punto cero en el tiempo, tejiendo patrones geométricos. Me gusta ver este punto como el punto de origen, o el punto de partida. Traducido del sánscrito también significa gota y es a su vez el signo que llevan las mujeres en el entrecejo.
Las âsanas (posturas) también toman la forma de mandalas y yantras. En la práctica, nuestros cuerpos asumen formas geométricas con variedad de ángulos, cuadrados, triángulos, círculos, semicírculos… todo lo cual significa una aspiración de convergencia de la dualidad a un campo unificado de conciencia.
Los Yantras son símbolos de deidades con formas de mayor frecuencia vibratoria y sutileza que una imagen o una estatua. Los Yantras contienen los cinco elementos dentro de sus correspondientes formas geométricas. Actúan como un imán atrayendo la conciencia del mundo exterior hacia el interior. Cuando el Yantra (forma) se combina con el Mantra (sonido), surge en Tantra. El sonido y la forma aportan equilibrio a los hemisferios visual y verbal o, respectivamente, a los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro.
(Iyengar codificado)
En cada âsana que adopta la forma de yantra hay un centro semilla o “bindu”. Si practicamos introspectivamente, hacia dentro, encontraremos este punto a partir del cual la postura se desarrolla orgánicamente. Las extremidades se extienden desde este punto de semilla procreador, creando espacios dentro de la estructura celular del cuerpo. Cuando creamos un espacio, la luz entra para llenarlo. (La enfermedad puede considerarse como una ausencia de luz).
Las posturas crean campos de energía a través de su infinidad de formas. Así que con la práctica podemos llegar a experimentar que no sólo se trata del equilibrio anatómico y fisiológico del cuerpo, sino también para equilibrar el campo bioenergético o áurico. El cuerpo se convierte en un holograma de luz que muestra una variedad de formas y diseños. Cada uno es una experiencia condensada y cristalizada de lo divino.
El cuerpo en âsana se convierte en una matriz viva que invoca la presencia divina a través de los yantras y las deidades que los presiden. O dicho en otras palabras, âsana es el punto de intersección a través del cual el individuo puede conectarse y comunicarse con lo universal.
De hecho, la respiración dentro de las asanas es de vital importancia. La respiración restaura la energía a lo que llamamos el aura o el cuerpo de luz. Cuando inspiramos, el aura se contrae. Cuando espiramos, se expande. La conciencia individual limita el grado de expansión y contracción del campo áurico y, a su vez, limita el ancho de banda de nuestras experiencias en la vida. El yoga expande la conciencia. Cuando practicamos los yantras dentro de las asanas, es importante movernos con la respiración. La respiración es el vínculo sutil e invisible entre la mente y el cuerpo y entre el plano físico y los planos de luz, donde se origina el yantra como geometría sagrada.
La geometría sagrada es el lenguaje del alma. Durante miles de años, la geometría sagrada ha formado parte de casi todas las culturas. Es el conjunto de formas y patrones geométricos que se encuentran presentes en la naturaleza. Y se encuentra en las mismas proporciones geométricas, ratios y medidas en toda la creación. En cualquier ser vivo (el ser humano está creado siguiendo la proporción aurea), en la música, en el lenguaje, en el arte, en todo el cosmos.
Un pequeño átomo existe siguiendo las mismas leyes armónicas que el macrocosmos donde hay miles de planetas, ¡todo es fractal! Esto lo podemos observar también en nuestro cuerpo; nuestra estructura celular y atómica, ¡nuestro ADN!
La geometría sagrada es la huella de la creación en la esencia de todas las formas, incluso en nuestra propia esencia.
Porque estos códigos sagrados (la semilla de la vida, la flor de la vida, el cubo de Metatrón, los sólidos platónicos…) son el vínculo que nos conecta a todos nosotros con el cosmos, es el verdadero diseño de nuestra alma.
La geometría sagrada nos armoniza.
Activar los códigos de geometría sagrada nos ayuda a aparcar la mente analítica (el hemisferio izquierdo) entrando en el dominio del inconsciente.
Nos ayudan a conectar con el campo cuántico, el espacio de las infinitas posibilidades.
Podríamos decir que son códigos que nuestra alma entiende, son su lenguaje.
Observar, contemplar, exponer, meditar con estos códigos en nuestro día a día nos re-ordena, nos conecta con nuestra coherencia interna, con nuestro corazón, nos recuerda que somos partes de un todo, que tiene sus propios ritmos, ciclos y relaciones. Nos permite confiar y fluir con la vida, aportándonos una profunda sensación de paz, nos ayuda a pensar de forma más innovadora y nos lleva a convertirnos en un creador/a consciente.
¿Cómo puedes usarla para beneficiarte en tu vida?
Al tratarse de dibujos y formas, nuestra mente analítica no tiene nada a lo que aferrarse (no hay imágenes concretas tangibles con las que podemos tener asociados creencias o pensamientos).
Al contemplar los códigos de geometría sagrada nuestra mente puede descansar, hace como una pausa, se relaja, no hay nada que pensar. ¡Y ahí es cuando empieza la activación!
Cuando la mente consciente ya no protege lo que percibimos ni trata de dar sentido a lo que vemos, observamos las imágenes y nuestra mente subconsciente reconoce ese lenguaje, es el lenguaje de nuestras células, de nuestro ADN. Activan partes de nosotros que estaban dormidas, ocultas, nuestra sabiduría interna.
Y se comunica con nosotros a través de la intuición.Es en nuestra mente inconsciente donde podemos acceder al espacio de las infinitas posibilidades, donde podemos cambiar nuestro estado de Ser y nuestra frecuencia vibratoria (recuerda que somos seres vibracionales). Porque atraemos lo que está alineado con nuestra vibración y creamos así nuestra propia realidad.
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