Slow movement
Slow life: conoce este estilo de vida y aprende a aplicarlo
El slow movement y el yoga son dos prácticas que comparten la filosofía de la conexión mente-cuerpo y la importancia de la atención plena. El slow movement se enfoca en desacelerar el ritmo de vida frenético y encontrar la calma en medio del caos, mientras que el yoga busca equilibrar el cuerpo, la mente y el espíritu a través de posturas, respiración y meditación.
Ambas disciplinas promueven la conciencia plena en cada movimiento, en cada respiración, en cada pensamiento. Nos invitan a estar presentes en el momento, a escuchar nuestro cuerpo, a respetar nuestros límites y a cultivar la gratitud por todo lo que somos y todo lo que tenemos.
Practicar slow movement y yoga nos ayuda a reducir el estrés, mejorar la flexibilidad, fortalecer el cuerpo y la mente, y encontrar la paz interior. Nos enseñan a vivir en armonía con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea, recordándonos que la verdadera felicidad se encuentra en el aquí y ahora. ¡Namaste!
El “slow life” es un movimiento cultural internacional que promueve un estilo de vida desacelerado y enfocado en el momento presente.
Hoy en día, y especialmente en la cultura occidental, es bastante común que las personas llevemos un ritmo de vida acelerado y automático; el exceso de obligaciones y la inmediatez están a la orden. Ante esta realidad insana, surgen movimientos, como el slow life,un estilo de vida más lento y relajado. Se priorizan aspectos fundamentales cotidianos, como el descanso, la comunicación, la alimentación, el aquí y el ahora y las relaciones personales. Implica tomarse la vida de otra manera, dejando de lado la prisa que domina nuestro día a día y disfrutando da cada acción, de cada momento y de cada persona.
El movimiento slow se originó a finales de los 80 en Italia, como respuesta a la invasión de la comida rápida o comida basura en dicho país. En este caso, el sociólogo Carlo Petrini se rebeló ante la apertura de un MacDonald’s en Roma y fundó el movimiento slow food (“comida lenta”), que propone una vuelta a los valores tradicionales de la gastronomía.
Esto significa el respeto de los productos naturales, el consumo de alimentos ecológicos y poco procesados, la preferencia por productos locales y de temporada, y la sostenibilidad de todos los procesos relacionados con nuestra alimentación. También implica tomarnos nuestro tiempo para saborear los alimentos, detenernos para apreciar los aromas, los colores y las texturas. Es tener una experiencia más satisfactoria y plena.
El concepto “slow movement” se extendió a otros campos, como el trabajo, el turismo, la educación, el sexo y la moda. Hay pueblos y ciudades slow (slow cities) con un estilo de vida desacelerado, mercados con productos ecológicos, edificios sostenibles y restaurantes con huerto propio.
En españa por ejemplo: Begur, Pals, Palafrugell y Bigastro.
CLAVES para poner en práctica la filosofía slow life
1. Sé consciente del momento presente
Hacer lo mismo, pero más lento. Tomando consciencia del ahora, concentrando nuestra mente en lo que hacemos en cada momento, sin la injerencia de pensamientos sobre el pasado o el futuro.
2. Disfruta de la naturaleza
El contacto con la naturaleza nos invita a bajar el ritmo y contemplar su majestuosidad. De hecho, se ha comprobado que los entornos naturales potencian nuestro bienestar general.
Podemos conectar con ella paseando por las zonas verdes de la zona en la que vivimos o hacer ejercicio en entornos naturales.
3. Conecta con las personas que te rodean
El ritmo de vida ajetreado y el creciente auge de las redes sociales hacen cada vez más difícil la comunicación cara a cara y el contacto genuino con quienes nos rodean. Facilitar momentos de encuentro y velar porque los impactos de nuestra vida en el resto de la comunidad sean positivos. En este caso, la comunicación y la escucha son pilares fundamentales.
4. Evita el consumismo
El consumismo nos hace creer que necesitamos determinados productos para poder ser felices.
Este movimiento nos invita a ser consumidores conscientes, que adquieren lo que necesitan y son responsables con el medio ambiente.
5. Usa la tecnología para facilitarte la vida
Cabe acotar que el movimiento slow life no está en contra de la tecnología. Al contrario, promueve su uso, siempre y cuando nos ayude a llevar una vida más plena, feliz y sostenible.
6. Practica el slow eating
Al momento de comer, saborea los alimentos, mastica bien y disfruta de la comida. Evita comer viendo el teléfono, y comart este momento con otras personas.
7. Equilibra estrés con relajación
Sabemos que puede ser muy difícil desprenderse de las obligaciones. No obstante, podemos compensar los picos de trabajo y el exceso de tareas haciendo espacio para actividades que nos permitan relajarnos.
Como por ejemplo, salir a correr, hacer yoga, leer, concretar manualidades, ir de paseo. Lo ideal es que busques pasatiempos que te inviten a la pausa, a la conexión contigo mismo y a la reflexión.
La lectura genera un espacio de relajación y de calma que contribuye a organizar la vida en modo slow.
Slow life: ¿una forma de ser más feliz?
Quienes practican este estilo de vida afirman que sí, que el slow life los ha ayudado a ser más felices. Pues requiere ponerle un freno a la vida, reajustar y seguir avanzando con las ideas y los objetivos mucho más claros.